El estreno de Roberto Rumbo en el banquillo del Portazgo se saldó con la primera victoria del equipo a domicilio en esta temporada, la segunda en los últimos tres encuentros y, tal como había sucedido frente al Larín, obtenida in extremis. Luis y Bruno, cuando el partido se moría, dieron la vuelta al marcador y regalaron a los cullerdenses tres puntos vitales en la lucha por la permanencia.
Con el retornado Alberto ya presente en el once titular, el conjunto rojiblanco disputó una muy seria primera mitad, limitando al máximo las ocasiones de su rival y gozando de varias bastante claras, casi todas ellas desbaratadas por el soberbio portero del Curtis, Ángel. Tras haber rechazado un remate a bocajarro de Luis en el área pequeña, el arquero realizó dos paradas prodigiosas para evitar que Carlos Eirís abriera el marcador.
Del Curtis, uno de los equipos más jóvenes de la categoría, apenas había noticias. Tocaban y tocaban, pero nunca encontraban un buen pase para sus hombres adelantados, entre ellos Sergio, el hermano pequeño de nuestro compañero Sande. El buen trabajo de la zaga cullerdense, a la cual también regresaba David Castelo tras muchos meses, impedía peligro alguno para la puerta de Manuel.
Todo se coció en la intensa segunda parte, en la que el Portazgo obtendría ventaja muy pronto. En una jugada ofensiva muy repetida en los últimos tiempos, Luis enviaba un buen pase entre los defensas rivales a la carrera diagonal de Dani que, ahora sí, batía al portero local con un chut raso. El partido pudo ponerse muy cara para los visitantes poco después con otra ocasión clara para el citado goleador, pero esta vez el poste se interpuso.
El cuadro local, tan desaparecido hasta entonces, reaccionó con algunos cambios y un juego más directo, gracias al cual lograrían empatar. Un centro desde la derecha, un zaguero del Portazgo peina ligeramente intentando despejar y el esférico cae para su atacante Jairo, que no perdonaba ante Manuel. Este futbolista, tan importante en estos momentos como lo había sido antes su portero, otorgaba ventaja al grupo de casa con un sensacional golpeo desde fuera del área.
Desde luego, el resultado no hacía justicia a lo visto sobre el terreno de juego, especialmente atendiendo a las oportunidades para unos y otros. Ellos acertaban y nosotros no, mientras a las tropas cullerdenses se les aparecían fantasmas del pasado reciente, como los de San Martiño. Sin embargo, el equipo no se rendiría hasta el pitido final y esa ambición se tradujo en una suculenta recompensa.
Nada más salir al campo, George pudo igualar de nuevo con un disparo cruzado que se marchó rozando el palo. Alberto, asistente en esta ocasión, volvería a aparecer ya en tiempo de descuento para poner un soberbio balón a Luis por encima de la retaguardia, y el delantero rojiblanco respondía al regalo empatando el choque. Y aún había fuerzas para más.
Según sacaba de centro el Curtis, George ganaba la pelota para los suyos y abría a la izquierda, donde ya se había colocado el autor del segundo tanto. Con medio equipo rival metido en su área defendiendo, Luis cedía a la llegada de Bruno, y el capitán soltaba un latigazo entre la maraña de futbolistas para colocar el 2-3 en la libreta del árbitro.
Tras una última clara ocasión para los locales, el encuentro llegaba a su final y, con ello, la inmensa alegría entre los jugadores y nuevo cuerpo técnico del Portazgo, sabedores de la gran importancia del marcador. Queda aún muchísimo trabajo, pero la tónica del equipo es muy diferente a la que era a principios del 2013 y las cosas deben permanecer así para repetir billete en Segunda Autonómica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario