La Navidad llegó antes de tiempo a O Carrizo. A decir verdad, el Portazgo lleva agasajando goles a sus rivales durante toda la presente temporada, así que ahora precisamente que se acercan las fiestas, faltaría más. Después de tres victorias consecutivas como local, los rojiblancos mordieron el polvo en su feudo frente a un rival directo, una derrota dolorosa que deja al equipo en una complicada posición a punto de finalizar la primera vuelta.
Como venía siendo habitual en el campo cullerdense, muy pronto se dibujó una ventaja local. Dani botaba un córner desde la izquierda y Marcos, en plena racha goleadora, cabeceaba totalmente solo desde muy cerca. Aunque la función arrancaba de manera positiva, muy pronto se torcerían las cosas.
El plan del Oza consistía en nutrir de balones largos a sus interiores y a su hombre más avanzado, uno de los máximos artilleros de la categoría, y la idea resultó acertada. En primer lugar, un zapatazo a la izquierda pasa por debajo de las piernas de Alex y su extremo solo tiene que ceder al citado punta para que haga la igualada. Y, en segundo, el goleador aprovecha una terrible indecisión entre Marcos y Manuel para forzar un penalti que él mismo transformaría.
Así pues, al cuadro visitante le bastaba con poner la pelota cerca de la puerta rojiblanca para conseguir una momentánea ventaja. Pero poco duró, ya que Richard encontraba con un buen pase a Eirís para que este se plantase cara a cara con su portero para empatar de nuevo la contienda y aparecer por fin en la lista de goleadores del equipo.
Cuando parecía que con esa paridad se llegaría al descanso, otro pelotazo sería, una vez más, suficiente para que todo el mundo se llevara las manos a la cabeza. Patapún, bote en el área del Portazgo, Manuel calcula mal para atrapar el balón, este le pasa por encima y el interior derecho, más rápido, anota a placer el 2-3. Un severo mazazo antes del paso por vestuarios.
Tras una charla un poco tumultuosa (los presentes saben el por qué), las tropas cullerdenses salen espoleadas a la segunda parte. Con un Oza cada vez más replegado y los locales avanzando a pasos agigantados, era cuestión de tiempo que llegara otro empate. Y así fue, gracias a un buen lanzamiento del muy activo Yuki y a la carrera de Dani, que regateaba al arquero para batirle por tercera vez.
El guión durante los siguientes minutos ofrecería una multitud de ocasiones erradas por el Portazgo y unos visitantes apostando por rápidas contras. Dani chutaba al larguero antes de hacerlo a las nubes, lo mismo que haría Eirís. Quintela, por su parte, veía como su disparo raso era sacado en la línea por un zaguero ocense.
Era un quiero y no puedo cullerdense, castigado de manera cruel con el último tanto del encuentro. Su interior izquierdo cazó otro envío desde atrás para controlar y ponerla en la escuadra con una fantástica parábola descendiente. De ahí al final, hubo tiempo de sobra para que Dani o Kun desaprovecharan otras buenas oportunidades y para que Manuel se fuera a la calle por una patadita por detrás a un rival.
Desde luego, frente a ese cuarto gol poco se podía hacer, pero sí para evitar los tres encajados mucho antes. Lamentablemente, esto se viene repitiendo desde el mes de septiembre, y mientras no se corrijan estos disparates, muy complicado estará salir de las posiciones de la cola. Los números ofensivos del equipo son dignos de puestos más nobles, pero los defensivos suponen una losa demasiado pesada. Al menos, por ahora.
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