martes, 11 de diciembre de 2012

Almeiras 4 - Portazgo 1

Muy pocas ganas tiene uno de escribir sobre el último desastre defensivo del Portazgo en esta temporada. Ya son demasiadas jornadas consecutivas encajando tres o más goles, y el guión siempre es el mismo. Falta de intensidad, de carácter, de concentración... Vale cualquiera.

Vaya por delante que un servidor no vio apenas nada de la primera parte, terminada con un momentáneo empate a uno. Marcos, que había anotado el último gol frente al Meicende, vio puerta otra vez en una jugada a balón parado.

Y en la segunda, lo de cada domingo. Jugando fuera de casa, donde todavía no se ha conseguido ganar ni un partido, contra un equipo enrabietado y anárquico, las tropas rojiblancas son incapaces de mantener orden y equilibrio y prefieren optar por un toma y daca, un ritmo alocado de portería a portería que, como se ha visto en otras tardes, no da resultado alguno.

Hubo alguna que otra llegada, porque con este planteamiento también disponemos de ocasiones. Solo faltaría. Pero esta vez la puntería no acompañó. Los locales se adelantaron con una falta al borde del área que el colegiado se sacó de la chistera. Aunque, todo hay que decirlo, el trencilla nos perdonó un penalti clamoroso poco después.

George y Quintela tuvieron sendas opciones para igualar, pero su portero estaba ahí para evitarlo. Ya en la última quincena, la debacle absoluta. Con un equipo partido en dos, sin apenas ayudas defensivas y con numerosas concesiones (para variar), el Almeiras consigue otros dos tantos en un abrir y cerrar de ojos. Y así, cada uno para su casa.

Se acabó el tiempo de la reflexión y demás pamplinas. Es hora, de una santa vez, de dejar de encajar dos, tres o más goles cada domingo. Tiene que haber una solución inmediata a estos catastróficos datos. Porque, de lo contrario, estamos condenados al sufrimiento de aquí a final de temporada.

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