viernes, 28 de diciembre de 2012

San Martiño 2 - Portazgo 1

El club y varios de sus representantes fueron agraciados por el sorteo de Lotería de Navidad de este año, pero toda esa suerte se desvaneció en 24 horas y el Portazgo cerró una nefasta primera vuelta a domicilio con una nueva derrota. El gol de Luis no sirvió para nada esta vez y los cullerdenses deben recargar las pilas muy seriamente para el resto de la temporada.

El equipo arrancó con numerosos cambios en su once inicial, empezando por la portería, donde se colocó el aún juvenil Samuel. Marcos regresó al centro del campo, mientras Richard ocupaba la banda derecha y Dani se acomodaba en la punta. Sin embargo, ninguno de los veintidós protagonistas brilló en el primer acto.

A Silva es un campo de hierba natural, pero demasiado pequeño como para que se vean jugadas trenzadas con cierta asiduidad. Así las cosas, había más saques de banda que ocasiones. Los visitantes trataban de explotar la velocidad de Dani, aunque sin resultado, y de los locales apenas se tenían noticias. Salvo los potentes saques de su guardameta. El empate a cero era justo.

Las cosas se animaron más en la reanudación, especialmente con los cambios efectuados en ambos bandos. Por parte rojiblanca entraron Yuki y Luis, y este último daría la razón a su entrenador con una diana casi inmediata. Rober bailó a los rivales en el borde del área y entregó un regalo que el recién incorporado delantero no desaprovechó en el uno contra uno.

El San Martiño, que poco o nada había incomodado a Samuel hasta entonces, se desperezó y empezó a atacar con mayor agresividad. El joven portero intervino con éxito en un par de disparos rivales, pero nada pudo hacer en el tanto de la igualada. Córner, un tipo totalmente solo en el segundo palo, y buen testarazo a la madera contraria, donde, incomprensiblemente, no estaba ninguna camiseta cullerdense.

Visto lo visto, un empate habría sido un resultado bastante justo. El colegiado, por su parte, no opinó así. Poco después, el trencilla se inventó un penalti por supuesta mano de Gago. Supuesta, porque no le dio ahí, y aunque lo hubiera hecho, el jugador del Portazgo estaba de espaldas al árbitro y este no tenía visión alguna. En fin, que el lanzador convirtió el 2-1.

La desesperación aumentaba y el juez del encuentro cosía a tarjetas a los visitantes, además de mostrar una injusta segunda amarilla al propio Gago. De risa, esa falta. Sabe Dios el motivo, pero el colegiado quiso compensar sus desastres previos con otra pena máxima en el último segundo, esta vez a favor de los rojiblancos. Marcos, habitual lanzador reciente, envió su disparo a la cepa del poste. La fortuna se había consumido el día anterior.

Llegados al ecuador del curso, es necesario cargarse de ganas, de intensidad, de motivación, porque en los próximos cuatro meses se jugará todo el duro trabajo de la temporada anterior. Comenzando, sin esperar más, el próximo día 13 contra el Marino de Mera, rival súper directo, en O Carrizo. Que haya suerte esta vez.



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