Tercera derrota consecutiva para un Portazgo que no digirió demasiado bien regresar a O Carrizo. El último encuentro disputado en el campo de A Zapateira había resultado en un absoluto desastre contra el Marino de Mera, y en esta ocasión los rojiblancos mordieron el polvo (o el barro) ante el sólido líder de la competición. Fue una nueva demostración de dejadez defensiva (un clásico) y de inoperancia atacante, en el tercer encuentro consecutivo sin ver puerta.
No arrancó tan mal el cuadro cullerdense, que volvía a contar con importantes bajas en ataque, como Luis o George. Pero las buenas sensaciones de los minutos iniciales se desvanecieron tras la buena ocasión de Kun a pase de Dani, la única decente en toda la primera mitad. Por el contrario, el Cambre creaba mucho peligro especialmente a balón parado, y en una de ellas obtendrían su ventaja.
Desde ahí fue un quiero y no puedo de los nuestros, mucho peor adaptados que su rival a un terreno de juego nefasto. Los locales intentaban tocar y tocar, y eso era realmente imposible, mientras los cambreses buscaban balones directos a sus referencias ofensivas, buscando algún fallo o la aparición de sus hombres de segunda línea.
Cerca del descanso, los visitantes ampliarían el marcador con un gol exageradamente fácil. El Portazgo saca un córner pero el rival recupera la pelota (con una posible mano), y su lanzamiento en largo dejaría no a uno ni a dos, sino hasta a tres jugadores contra un zaguero y Manuel. Nuestro ex futbolista Víctor solo tuvo que avanzar plácidamente por la derecha y ceder a un compañero para que este anotase.
Los cullerdenses intentaron variar su estilo en el segundo tiempo, pero la ausencia de altura y el buen hacer de la retaguardia blanca impedían cualquier peligro. Sin embargo, de otra hecatombe llegaría la tercera diana del Cambre, con un dos contra dos tras la salida de otro saque de esquina local. Errores tan infantiles dificultan, sin duda, la mejoría de los desastrosos números defensivos.
Poco que contar de ahí al final, destacando el buen papel en el medio del juvenil Pedro. Una vez pasados los dos huesos más duros de la competición, toca recuperar el rendimiento y actitud que se vieron frente a Larín, Burgo, Curtis o Santa Cruz, imprescindibles para obrar la salvación en las ocho jornadas que restan.
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