La primera victoria a domicilio tendrá que esperar un par de semanas más. Nueva derrota en la trayectoria del Portazgo, esta vez en campo del aguerrido Queixas. Y, como había sucedido en Cambre, encajar en los primeros compases terminó por costar muy caro.
Nada más empezar los locales se adelantaban en el marcador, por lo que los cullerdenses debían ir otra vez a remolque. Los rojiblancos sudaban para adaptarse a un terreno de juego muy pequeño y a una superficie demasiado irregular, y así, el Queixas, mucho más acoplado a dichas condiciones, sacaba partido. El segundo tanto llegaba antes de pasar por vestuarios.
Sin embargo, quien pensaba entre la afición local que ese 2-0 allanaría el camino para una plácida segunda parte, se equivocó de pleno. Dani acortaba distancias antes del pitido arbitral y dejaba todo abierto para la reanudación.
Pero pese a que el Portazgo se lanzó con todo al área del Queixas, esa nueva diana que supondría un empate no terminó de consumarse. La precipitación y el contagiarse en exceso del pelotazo habitual del enemigo pasaron factura.
Ahora, nada mejor que regresar a O Carrizo para intentar salir de los puestos de descenso. A Zapateira siempre ha sido un talismán para los cullerdenses, y en el próximo compromiso la visitará el Carnoedo, segundo clasificado pero que ha sumado un punto en sus dos últimos duelos. Hará falta el duro trabajo del colectivo para prolongar esa mala racha del rival. Poder, se puede. Seguro.
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