El Portazgo volvió a hacer de O Carrizo un fortín y sumó su sexto triunfo consecutivo en casa en la presente temporada. Una sensacional victoria frente a uno de los equipos más poderosos del campeonato, cimentada en un trabajo colectivo sobresaliente. Desde el primero hasta el último.
Sabíamos que el Larín iba a poner las cosas muy difíciles y por ello fue un duelo poco vistoso, con mucha pelea en el centro del campo y con todos nuestros futbolistas con el mono de trabajo puesto. Aún así, los locales dañaban a la numerosa zaga blanquiazul con las subidas de Dani por la izquierda.
En una de esas, Luis remataba al larguero en la mejor ocasión de la primera mitad. El enemigo tampoco acechó la puerta de Julián, y su limitado peligro llegaba a balón parado en los excelentes lanzamientos de Balbís. Pero los nuestros estaban colosales para despejar una y otra vez.
El segundo acto siguió por el mismo camino, si bien el Larín empezaba a aproximarse con más intenciones. El árbitro también dejaba huella perdonando la expulsión al citado Balbís, con una entrada de amarilla muy clara sobre Tomeu y que sería la segunda para él.
Sin embargo, su firma definitiva llegaría cerca del final, con un error clamoroso en un saque de banda y que desembocó en un penalti claro sobre Galindo. Rubén Tuset lo lanzó y ahí emergió Julián, deteniendo el chut en dos tiempos y manteniendo con vida a su equipo.
Cosas del fútbol, del posible 0-1 se pasó casi de inmediato al 1-0. Al gol del triunfo. Un zapatazo descomunal de Bruno desde muy lejos que se coló por toda la escuadra y que provocó el delirio en toda la parroquia cullerdense.
En el poco tiempo restante, los chavales rojiblancos defendieron su ventaja con uñas y dientes para consolidar su impecable racha en casa y, de paso, la tercera posición de la tabla. La moral está muy alta de cara a la visita a Visantoña.
El once lo formaron: Julián, Uxío, Issa, Quintela, David Castelo, Bruno, Matías, Kike Iglesias, Checa, Dani y Luis. También jugaron: Sergio Castelo, Tomeu, Gabi y Francesc.
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