No se había cumplido el
minuto 2 de juego en el campo Dani Mallo y el Portazgo ya estaba por detrás en
el marcador. Cualquier plan establecido se iba al traste por una falta que el
cuadro visitante defendió, una vez más, con excesiva permisividad, al dejar que
un rival agarrase dentro del área y enchufase un leve despeje aéreo. Así pues,
ya desde el principio, a remar contracorriente.
Los jugadores rojiblancos
intentaron sacudirse este tempranero sopapo pero la intensidad del enemigo
echaba por tierra casi cualquier intento de jugar la pelota. De hecho, la
batalla por la posesión se sucedía más bien en parcela cullerdense, mientras la
zaga cambresa permanecía atenta a los movimientos de los delanteros, Yuki y
Luis.
Tales eran las intenciones
de robar rápido y machacar del Cambre que en alguna tenían que conseguirlo. Un
nuevo fallo del Portazgo en la salida desde atrás (y van…), balón perdido, un
centrocampista blanco mete entre líneas y Manuel poco puede hacer ante la
velocidad del goleador. Es importante recalcar la cantidad de veces que se ha
regalado el esférico en campo propio en este inicio de temporada, un factor que
ya ha costado más goles que dedos tiene una mano.
Ya con doble desventaja y
poco que perder, los cullerdenses se aventuraron un poco más en ataque,
especialmente por la banda izquierda, de donde nació la acción en la que el
portero rival se desperezó. Internada de Dani, pase atrás y disparo con la
zurda de Yuki que el guardameta atrapa.
En la segunda mitad, una pequeña
esperanza. Bruno, el más destacado en las filas visitantes, provocó el cabreo
desmedido de un centrocampista cambrés, que agredió al capitán del Portazgo y
que, por consiguiente, se fue a la ducha. El equipo se volcó de nuevo por el
costado de Dani, pero sus pases y centros no encontraban rematador. Además, la
alegría numérica duró poco, ya que Quintela y Sande también acabaron en la
calle por doble amonestación.
En los compases finales, los
locales hallaron una nueva oportunidad para ampliar su renta, tras un par de
sonados fallos ofensivos, con una mano dentro del área visitante y su
resultante pena máxima. Pese a que Manuel estuvo a punto de vencer en su duelo
particular al lanzador, el balón acabó en la red. Se cumplía, con ese penalti,
la séptima jornada consecutiva en la que el Portazgo encaja tres goles o más. Un
dato demoledor.
Tercera derrota consecutiva
del cuadro rojiblanco, que tiene la obligación de empezar a reaccionar cuanto
antes. Las semanas y las jornadas pasan y, aunque queda mucha competición, ese
último puesto no nos corresponde.
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